May 5, 2022
5 -10 min
transformation
A estas alturas seguramente ya estás familiarizado con palabras como Bitcoin, Blockchain, economía digital, desarrollos financieros, criptoactivos, criptodivisas, criptomonedas, descentralización, entre otros.
Y no es para menos puesto que debido a la pandemia causada por el Covid-19, hemos sido testigos de una transformación digital extrema que ha llevado a la informática y sus innovaciones a posicionarse como un pilar fundamental, sino el principal, de nuestra sociedad.
Como resultado de este auge tecnológico, el cual ha sido transversal a toda actividad humana, se ha generado un nuevo hito en lo que a la economía y las finanzas se refiere: Los criptoactivos y los desarrollos de software alrededor de estos.
Antes de continuar, cabe aclarar que el mercado de las criptodivisas ya era bastante popular antes de la pandemia pero fue esta crisis mundial la que planteó un nuevo escenario que propulsó su crecimiento un 300% en el 2020, de acuerdo a Statista.
Y aunque todavía quedan bastantes zonas grises y lagunas en cuanto a la adopción y la solidez de las criptodivisas, queremos profundizar, para efectos prácticos, en los aspectos esenciales de este mercado emergente con el objetivo de comprender los nuevos enfoques y retos informáticos que tienen las fintech y cuál es su rol en la transformación del mundo de los negocios.
Dejando de lado la historia y sus protagonistas, el cimiento sobre el cual se basan las criptodivisas y las redes en torno a estas tiene por nombre Blockchain, o en castellano la cadena de bloques.
La blockchain, es una solución tecnológica capaz de vincular y asegurar series de registros electrónicos, los cuales deben ser previamente validados por varias fuentes, para luego encadenarlos por medio de secuencias criptográficas ordenadas en el tiempo. Como si se tratara de añadir eslabones a una cadena de forma enumerada, tomando nota del instante de tiempo en el que se añade cada uno.
Así pues, la forma estructurada en la que se crean los registros o bloques de datos en este sistema de almacenamiento sumado al identificador criptográfico o hash, conocido también como huella o firma digital, son las propiedades elementales que mantienen los datos de la cadena protegidos ante manipulaciones o alteraciones.
En detalle, para añadir nuevas transacciones o bloques a la cadena, primero debe producirse un consenso de verificación entre todos los integrantes o nodos (computadores anónimos y completamente desconocidos entre sí) que estén activos dentro de la red.
Seguidamente, el nuevo bloque se compara con cada una de las copias existentes de la cadena y, si se cumplen las condiciones necesarias, este se aprueba y se designa como el último eslabón de la cadena.
Como consecuencia, todos los bloques son de dominio público y están disponibles para ser consultados y revisados, tal como si se tratara de un libro mayor o libro maestro abierto a todos. Además, estos registros jamás podrán ser modificados o borrados gracias a la firma digital que poseen.
De esa forma es como Bitcoin, gracias a la participación democrática de los integrantes de su red y sus capas de seguridad operativa, evita la centralización o la necesidad de un ente validador como intermediario en sus procesos. Esto es lo que hace de cualquier desarrollo blockchain una creación transparente y democrática por derivación.
Por tanto, de acuerdo al Banco Mundial esta tecnología podría abrir nuevas puertas en el mundo empresarial debido a su carácter descentralizado y autónomo, ya que promovería el desarrollo, la inclusión y la innovación en los circuitos financieros. Una razón de peso para mantenerse alerta sobre esta prometedora tecnología.
Bitcoin es la criptomoneda por excelencia, es el argumento definitivo e irrefutable de que es posible realizar transacciones monetarias persona a persona (peer to peer) sin intermediarios, usando la tecnología blockchain como soporte.
Bajo el seudónimo de Satoshi Nakamoto en el año 2008 una persona completamente desconocida en su momento y en la actualidad publicó un whitepaper en el que detallaba en profundidad un sistema de pagos P2P (peer to peer) usando una moneda digital denominada “Bitcoin”.
Meses después, este mismo hombre registró el primer bloque de esta moneda dando así origen a la primer red blockchain y a la primer criptodivisa del mundo, el Bitcoin.
De acuerdo a nuestra estructura global, cada país del mundo tiene su propia forma de gobierno y a su vez estos cuentan con su propio sistema monetario el cual se encarga de regular la cantidad de dinero fiat o fiduciario en circulación. Este dinero impreso es lo que nos permite adquirir bienes y servicios según necesitemos, luego de haberlo recibido a cambio de vender bienes o de prestar algún servicio dentro de la sociedad.
Con el bitcoin la situación es fundamentalmente diferente y eso es lo que le imprime un caracter revolucionario, porque si bien es una moneda (encriptada) con la que podemos adquirir bienes y servicios, esta no hace parte del sistema monetario de ningún gobierno y por ende no puede ser emitida ni controlada por alguno de estos, gracias a la descentralización propia de la blockchain.
Por ello, para crear nuevos bitcoin se recurre a un proceso digital conocido como minería en el cual los participantes de la red resuelven cálculos matemáticos de gran complejidad para obtener a cambio nuevas monedas de la criptodivisa. Y aunque suene simple no lo es ya que se requiere de maquinas tecnológicamente muy robustas además de una condición de participación llamada prueba de trabajo (POW, en inglés proof of work) la cual evita la falsificación de las tran al requerir la aprobación unánime de todos los nodos activos de la red.
Vitalik Buterin es la mente maestra detrás de la plataforma blockchain más importante del mundo después del bitcoin, Ethereum, este joven desarrollador y escritor de origen ruso, una vez miembro de la comunidad bitcoin propuso utilizar la red para generar y administrar diversas aplicaciones colaborativas y descentralizadas (dApps) pero sus peticiones no tuvieron éxito.
Acto seguido, conformó un equipo de desarrolladores para poner en marcha sus proyectos y en el año 2015 dieron vida a Ethereum, una plataforma digital de tecnología blockchain junto con su propia criptomoneda conocida como Ether.
Vitalik junto con su equipo y su plataforma pusieron en marcha una de las funcionalidades más atractivas dentro de Ethereum, los contratos inteligentes (Smart Contracts). Estos son, tal y como lo había soñado para bitcoin, una solución colaborativa la cual permite crear contratos tradicionales pero escritos en lenguaje informático bajo requisitos predefinidos que lo ejecutan.
En términos más simples, un contrato tradicional, por ejemplo de compra y venta, requiere de un tercero para su validación y ejecución bajo las condiciones que las partes previamente pactaron. En cambio, un contrato inteligente se programa en conjunto por las partes y se ejecuta de forma automática una vez se cumplan las condiciones estipuladas.
Ethereum se ha posicionado como la plataforma basada en la cadena de bloques más prometedora para el mundo empresarial por su capacidad para aportar valor significativo en sectores como el inmobiliario gracias a su transparencia, eficiencia y bajo costo. Esto último avalado por la consultora Deloitte.
La blockchain es una tecnología que aun sigue en desarrollo y por lo cual sus usos y aplicaciones aun siguen descubriéndose debido al potencial que han visto los sectores privados los cuales están tomando partido, de forma escalonada, en esta transformación de la economía.
Esto ha desencadenado iniciativas empresariales, sobre todo en el sector hotelero, que basan su operatividad en plataformas como Ethereum para crear su propia moneda (token) y así poder darle valor, utilidad o capacidad de acceso dentro de su ecosistema.
Del mismo modo, empresas financieras como R3 y JP Morgan han desarrollado nuevos tipos de aplicativos blockchain para limitar el uso de redes públicas al poder crear sus propias redes en situaciones que precisan un alto nivel de confianza en todos los participantes que procesan sus transacciones privadas.
Por ello la firma consultora Gartner augura que para el cierre del presente año alrededor del 25% de las empresas globales habrán dado el si a la adopción de los Smart Contracts dentro de su operación.
En conclusión, esta tecnología aunque disruptiva todavía es muy joven y tiene un largo camino por recorrer antes de perfilarse como la nueva corriente de los negocios. Aunque no debemos olvidar que estas plataformas evolucionan a pasos de gigante y podría ser un error estratégico por parte de las empresas, y sus CIO's, dejarlas fuera de sus radares.
Desde Dreamcode comprendemos el gran reto que significa para muchas empresas la adopción de nuevas procesos, aún así es imperativo estar a la vanguardia en la transformación tecnológica que estamos viviendo. Por esta razón, prestamos servicios de asesoría y orientación centrados en la integración de herramientas tecnológicas empresariales con el propósito de incrementar el nivel de competitividad que hoy por hoy tiene estándares muy altos.
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